Maternidad
Talla directa en tronco de cedro
Pigmentos naturales al óleo
1,30 x 0,40 x 0,40 m.
Fotografías y memoria de autor










Memoria de Autor
DESCRIPCIÓN
Mi intención primera a la hora de realizar esta obra era la de representar a una muchacha cogiendo a su hermanito, pero al final derivó en una maternidad.
Una madre que sostiene a su hijo que descansa feliz y confiado en ella.
La madre mira atenta e instintivamente hacia lo que la rodea.
es una madre bella, sus pechos son realzados por dos nudos del árbol.
Su postura es estable, equilibrada.
El niño descansa sereno y confiado, se funde con ella en algunas partes, está feliz, es inocente, y ama a su madre elevando una manita hacia su rostro.
El cuerpo del niño está incompleto, le falta un brazo entero y media pierna, ambos del lado izquierdo, pero curiosamente el espectador no repara en ello a primera vista, y muchas veces ni se da cuenta de este hecho.
El hijo puede ser considerado en cierto modo, un brote de ella y parte de ella.
TÉCNICA
Talla directa sobre el tronco de cedro sin ningún boceto previo.
Esta manera de tallar es para mí la más pura y apasionante (ver en Técnica).
La talla va avanzando intuitivamente.
Por el camino la pieza va adaptándose a lo que indica el leño, de tal manera que se torsiona ligeramente para que sus pechos coincidan con dos nudos, después las caderas, las piernas, el contrapeso y avance hacia delante de su brazo izquierdo estabilizan visualmente su postura.
Los ojos de la madre al principio estaban cerrados, después ví bueno abrirlos, y al abrirlos la madera dibujó con una veta un iris y una pupila que acentúa y dirige su mirada, dándole vida e intención.
El pequeño se acopla a la anatomía de la madre y acomoda y reposa naturalmente su rostro en la cuenca que se produce en la unión del deltoides de la madre y su pecho.
Algunas partes de su cuerpo no se acoplan a la madre, una postura natural, que acentúa la tridimensionalidad, una autonomía física, un concepto escultórico.
Los rostros miran en direcciones distintas, pero la manera típica y firme de coger al niño sostenido en su cadera por parte de la madre, y la actitud del niño hacia ella primero descansando en ella y después elevando su mano hacia el rostro de su madre, indican claramente la intención del uno para con el otro y en cierto modo, aunque solo sea desde un punto de vista psicológico se entiende la composición de la obra.
En un momento de la talla decidí adornar a la madre con un pañuelo, la madera devastada y apenas ordenada en esta parte de la obra, está policromada con un blanco modulado a través de matices y líneas pintadas con matices de granate, rojo óxido de hierro, carmín y cadmio bermellón.
La obra ha sido realizada principalmente en periodos de soledad y silencio en un pequeño pueblo de la Alcarria, Masegoso de Tajuña.